Querido amigo y amiga:

Muchos creyentes perspicaces y sinceros en todo lugar, comprometidos con el mensaje de la Biblia, tienen la convicción creciente de que el mundo está llegando al tiempo de su fin, a los últimos días, y que la promesa del próximo retorno de Jesús está a punto de cumplirse, por no decir que debió haberse cumplido ya. El mundo necesita desesperadamente que Jesús regrese como "Rey de reyes y Señor de señores". Son enormes la angustia y el dolor en nuestro mundo. Infinidad de personas sufren miserablemente, mientras que los poderosos se revuelcan en el placer. Sucede "como en los días de Noé".

La Biblia abunda en promesas hechas por el Cielo, de derramar en la tierra una revelación final de los dones del Espíritu Santo que vinieron inicialmente en Pentecostés. Se nos dice que oremos por la lluvia tardía del Espíritu. Se han dado un buen número de movimientos en los que comunidades de creyentes han orado corporativamente de ese modo.

Personalmente recuerdo los reavivamientos habidos bajo el lema "Vida victoriosa", que se iniciaron en los años 1920. Tuvieron un alcance interdenominacional. Una de las iglesias esperaba que su "vagar por el desierto" durante cuarenta años alcanzara su fin en 1928. Los reavivamientos se extendieron hasta la década de 1930, y quedaron asfixiados con el surgimiento del Nazismo, y con el estallido de una cruel guerra, la mayor de las que ensucian la historia de nuestro planeta.

El baño de sangre fue indescriptible, sobre todo para los que lo vivimos en el presente. ¡Dios no permita que vuelva a suceder!

Pero la guerra llegó a su fin y fue seguida por un período de maravillosa prosperidad económica en América. Una vez más tuvo lugar un movimiento de petición al Cielo, del don de la "lluvia tardía". Junto a mi esposa, fuimos enviados a Kenya y Uganda como misioneros. Pensábamos que el Señor regresaría muy pronto, tal como prometió en Juan 14:1-3.

¿Acaso el Señor es tardo en otorgar el don que ha prometido? No. No puede ser así. Jesús nos dijo que está más deseoso por otorgar el don del Espíritu Santo, de lo que lo están los padres por otorgar dádivas a sus hijos (Luc. 11:13).

Pero hay un problema: ¿Están los hijos de Dios listos para reconocer el don y recibir sus bendiciones? ¿Reconocen y aprecian lo que fue el comienzo del derramamiento del Espíritu Santo? ¿Son competentes para distinguir entre el don genuino y las sutiles falsificaciones del mismo en las que los "falsos cristos" del mundo nos invitarán a participar, tal como sucedió con el movimiento llamado "Vida victoriosa"?

¿Tienes la seguridad de poseer el conocimiento informado de lo que es realmente el genuino don de la lluvia tardía del Espíritu Santo?

No es el Cielo quien se tarda en responder. Ha existido en el pasado reciente una historia de la "lluvia tardía" tremendamente importante, e increíblemente desconocida. Quizá Google pueda ayudarte en esa búsqueda. Te sugiero comenzar escribiendo Libros 1888.

R.J.W.-L.B.