Querido amigo y amiga:

Algún día (ojalá que sea muy pronto), toda la tierra va a ser "alumbrada con [la] gloria" de un mensaje de salvación que se abrirá camino a través de todas las defensas del prejuicio y confusión que han esclavizado a multitudes. Parientes que hoy se oponen, amigos, intereses económicos que han logrado evitar que muchas personas obedezcan plenamente al Señor, perderán su poder de impedir que esos corazones se pongan en comunión con el Señor Jesús. Ese gran mensaje de Apocalipsis 18:1-4 habrá de ser una presentación más clara de "Jesucristo… crucificado" (1 Cor. 2:1 y 2), ya que no hay otra forma en que los corazones humanos puedan ser cambiados. Y la confusión de la caída "Babilonia" se centra precisamente alrededor de la cruz de Cristo. Mucho antes de que "Babilonia" cambiara el santo día del Sábado por un falso día de reposo, Satanás arrojó una nube de confusión alrededor de la cruz. El símbolo de la cruz cuelga hoy de los cuellos de muchas personas, se lo exhibe en paredes y adorna los techos de las iglesias; pero no va acompañado del conocimiento de lo que allí sucedió. Ahora bien, Jesús afirmó que "la verdad os hará libres" (Juan 8:32). El evangelio en su pureza, "es poder de Dios para salvación" (Rom. 1:16).

¿Es el Señor quien está impidiendo que el mensaje halle amplia difusión? ¿Lo está guardando acaso en alguna especie de lugar secreto, de forma que no podamos saber en qué consiste? Eso es imposible, a la luz de su carácter de amor y dadivosidad. Ciertamente el Señor no está reteniendo nada.

Miles alrededor del mundo han llegado a la convicción de que el Señor, en su gran misericordia, envió el comienzo de ese mensaje hace ya más de cien años. Dios ha sido fiel. No ha abandonado a quienes claman a él en busca de ayuda. El mensaje que llegó a modo de comienzo, fue una revelación de lo que Cristo cumplió mediante su sacrificio en la cruz. La motivación subyacente no fue el terror a las siete últimas plagas, ni los males que han de afligir la tierra; fue la motivación impuesta por un profundo aprecio hacia el amor de Cristo, la intensidad del cual hacía que apareciera con el brillo de un mensaje nuevo. Fue como la lluvia que cae sobre la tierra seca y árida.

Jesús dijo que "muchos" transitan el camino que lleva a la perdición, mientras que son sólo unos pocos los que encuentran el camino de la vida (Mat. 7:13 y 14). Sea como fuere, Jesús no murió en vano. Tiene a muchos alrededor del mundo, cuyos corazones son sinceros, que tiemblan ante su palabra, y que aman la justicia. Pero la caída "Babilonia" los confunde todavía. El Señor no vendrá en su gloria la segunda vez hasta tanto el Espíritu Santo no haya sacado de su confusión a esas queridas personas. No forzará a nadie, pero tal como sucedió en el Pentecostés, el Espíritu Santo será derramado a fin de alumbrar el entendimiento espiritual de las personas, llevándolas a toda la verdad. Cristo será glorificado.

"Mirad, velad y orad", dice Jesús –"Velad, pues" (Mar. 13:33 y 35). Está dentro de lo posible que el Espíritu Santo dé a cada uno una sola oportunidad de recibir ese preciosísimo mensaje. La historia parece indicar que se dio sólo una oportunidad a aquellos a quienes vino el mensaje por vez primera; cuando lo resistieron, lo perdieron, pasando al descanso sin haber conocido realmente aquello contra lo que endurecieron sus corazones.

R.J.W.