Querido amigo y amiga:

Efesios afirma que el Señor "nos bendijo", "nos escogió", "nos predestinó" y "nos hizo aceptos en el Amado". También afirma que eso sucedió "por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad", pero observa este punto importante: ¿Cuándo hizo todo eso? Esta es la respuesta inspirada: -"Antes de la fundación del mundo" (Efe. 1:3-6; ver también 2 Tim. 1:9).

¿A cuántos incluye esa bendición, elección, adopción y predestinación? No hay duda: a toda la raza humana. Es la única respuesta posible y consistente con la verdad bíblica. ¡No podemos inyectar la doble predeterminación calvinista en la Palabra de Dios! Cristo es el Salvador del mundo, y dio su carne por la vida del mundo (Juan 6:51; 4:42; 1 Tim. 4:10).

Retomando el tema de la pasada semana, ¿cómo puedes saber por experiencia acerca de tu aceptación "en el Amado"? Ya hablamos de la evidencia de primera mano que tienes acerca de dicha adopción, cuando tu corazón clama "¡Abba, Padre!" (Rom. 8:15).

Pero dispones de otra validación personal de esa adopción, tal como sugiere el propio texto de Romanos 8:14-17: Si "padecemos juntamente con él" significa que "juntamente con él seremos glorificados".

Hebreos expone de forma aún más vívida esa evidencia personal de tu adopción en la familia de Dios: "La exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: ‘Hijo mío [¿no es eso adopción?], no menosprecies la disciplina del Señor ni desmayes cuando eres reprendido por él, porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo’" (Heb. 12:5 y 6).

¿Conoces por experiencia propia lo que es el desengaño, el contratiempo, la calamidad, el ser humillado, aplastado...? ¿Sabe tu corazón lo que significa el doloroso rechazo? Si es así, tu primer pensamiento/sentimiento habrá sido muy probablemente: "¡Dios me ha abandonado!" Pues bien, permanece algún tiempo más sobre tus rodillas y profundiza en el vínculo personal que se configura entre ti y tu Salvador. Como dice Romanos 8:17, ¡Cristo no quiere ser glorificado a menos que pueda compartir esa glorificación "juntamente" contigo!

Lejos de ser evidencia de tu rechazo por parte de Dios, el "padecer juntamente con Cristo" es la prueba de que has sido adoptado como hijo.

Ahora, compórtate como el hijo que eres, honrando así a tu Padre.

R.J.W.