Querido amigo y amiga:

Ariel y Chana Bloch tienen el honor de haber hecho la que probablemente sea la mejor traducción del libro de los Cantares de Salomón (Random House, 1995) a un idioma contemporáneo. Cuando dispuse de ella, fui rápidamente a ver cómo habían traducido 4:7. No deja lugar a dudas: literalmente, "en ti no hay mancha". Pablo lo cita en Efesios 5:27, cuando se refiere a la iglesia gloriosa que se preparó finalmente para las bodas del Cordero (Apocalipsis 19:7 y 8). Se trata de una iglesia "santa y sin mancha".

Fui a continuación al versículo 15: "un pozo de aguas vivas". Sí, un "manantial... que desciende del Líbano". Eso es lo que citó Jesús "en el último gran día de la fiesta", cuando "se puso de pie y alzó la voz, diciendo: -Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, COMO DICE LA ESCRITURA, de su interior brotarán ríos de agua viva" (Juan 7:37 y 38). Tenemos ahí la fehaciente confirmación de que Cantares pertenece a la Biblia. Quizá tuviera mucha razón el rabí Akiba, al afirmar que ese libro constituye el Santo de los Santos (o el lugar santísimo) de la literatura bíblica. ¿Puedes encontrar una mejor caracterización de lo que es creer en Jesús ("el que cree en mí")? Tú crees en Jesús. ¿Están brotando de tu interior, de tu corazón, ríos de agua viva en dirección hacia todos aquellos con quienes tienes contacto? ¿Tienes una palabra y un acto de Buenas Nuevas, de amor y verdad, hacia cada uno de aquellos por los que dio su vida el Salvador al que adoras? ¿Es Cristo una realidad "viva" en tu interior? ¿Están bebiendo los que te rodean de ese "manantial"?

A Ariel y Chana Bloch les resultó imposible traducir mejor el capítulo 5, versículos 1 al 8, debido a que se limitaron al texto hebreo como fuente. Pero Jesús cita la versión griega de ese mismo pasaje (en la Septuaginta, que era común en los días del apóstol Juan), cuando protesta: "Yo estoy A LA PUERTA y llamo" (Apoc. 3:20). La que ha de ser su esposa, acomodada ya en su cama, se siente molesta por la llegada del Esposo en esa hora inesperada, y le rehúsa inicialmente la entrada (se trata de la verdadera iglesia, aquella a la que él ama como el esposo hace con su esposa). El chasco del Esposo es indescriptible. Por fin, su futura esposa parece avergonzarse de su mezquindad, deja de pensar en su propio bienestar y se levanta a recibirle, pero para entonces: "Abrí a mi amado, y mi amado se había ido" (Cant. 5:6). Sólo el arrepentimiento es la forma adecuada de oír su voz y abrir la puerta, para que Cristo entre y cene contigo (Apoc. 3:19 y 20).

Pero no se trata solamente de un llamamiento particular y personal: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice A LAS IGLESIAS" (Apoc. 3:22).

R.J.W.-L.B.