Querido amigo y amiga:

Cuando leemos en el libro del profeta Oseas (situado en la Biblia justo después de Daniel), no nos caben dudas de que éste amaba real y profundamente a Gomer. No se trataba de nada parecido a un enamoramiento de temporada. Un hombre puede "amar" su Jaguar o Rolls Royce, pero cuando se avería o accidenta, no llora ni hace duelo el resto de su vida; simplemente se compra otro automóvil. No hay mayor problema, si la solvencia económica lo asiste. Cuando termina un romance, todo cuanto tiene que hacer el amante superficial es buscarse otra mujer. Es el tipo de "amor" que Hollywood ha puesto de moda.

Ese no fue el caso de Oseas. Gomer había despertado la más profunda devoción en los afectos de Oseas. El amor del profeta hacia ella lo había hecho su prisionero por siempre. Era el tipo de amor que "nunca deja de ser". Por su parte, Gomer había creído en él; le había dado su corazón. Sus miradas y sus almas habían intimado. Cuando Gomer se encaprichó de otro hombre (quien jamás podría amarla verdaderamente, pues Dios no pone verdadero amor por una misma mujer en dos hombres), a Oseas se le rompió el corazón. Su chasco y quebranto fue indescriptible. La constatación de que su profundo amor hacia ella no era correspondido, le resultaba tan doloroso como la propia muerte en vida.

Ahora considera: "Oseas" es en realidad Jesús, quien ama a su verdadera iglesia con ese tipo de amor infinito del que da fe su nombre: "Emmanuel... Dios con nosotros" (Mat. 1:23); siendo Dios se hizo hombre, uniéndose así a la raza humana por la eternidad. Él es el origen de todo amor humano, de todo afecto verdadero y de toda fidelidad. Pero piensa en el dolor que le causan la infidelidad, la mundanalidad y la superficialidad de la devoción hacia él que caracterizan a su iglesia (que es su verdadera "Gomer"). Hay una grave quiebra en la confianza, que debe ser reparada antes de la conclusión de la controversia entre Cristo y Satanás. Lee Oseas: Gomer se arrepintió finalmente, y así ha de hacer su Esposa, quien va a estar por fin preparada (Apoc. 19:7). Hay buenas nuevas en el relato de Oseas. Estamos en los días en que debe hallar cumplimiento. Vela y ora a ese fin.

R.J.W.