Querido amigo y amiga:

"Los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden" (Rom. 8:7). Y esa mente carnal, o designios de la carne, es la condición de todo aquel que no esté sujeto a la fe de Jesús. Inquietante pero cierto; todos estamos: o bien en guerra contra Dios y su santa ley, o bien estamos por elección crucificados juntamente con Cristo... crucificados para el mundo, y el mundo para nosotros (Gál. 2:20; 6:14). O es una cosa, o es la otra. No hay zona intermedia.

Y la "enemistad" lleva en sí misma el asesinato, puesto que "todo aquel que odia a su hermano es homicida" (1 Juan 3:15). Dirigentes del escogido pueblo de Dios tuvieron esa misma mente carnal que es "enemistad" contra Jesucristo. A ellos se aplica perfectamente aquello de que "ni tampoco pueden". No pudieron evitar entregarse a esa pasión incontrolable de odio que los llevó a crucificar al Salvador. El que sus "designios de la carne" culminasen en el homicidio fue una mera cuestión de tiempo y oportunidad. Así fue, y así será.

En los últimos días (¡los nuestros!), esa misma "enemistad contra Dios" se ha de volver a manifestar decididamente, por parte de "todos los que moran en la tierra... cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo" (Apoc. 13:8). Pero esta vez el Hijo de Dios no está presente físicamente, en persona, como lo estuvo hace dos milenios, de forma que esa "enemistad contra Dios" irá dirigida hacia los que sean leales a Cristo. Son las escenas finales de la gran controversia de los siglos entre Cristo y Satanás. Jesús no nos engañó: "Seréis odiados por todos por causa de mi nombre... el discípulo no es más que su maestro" (Mat. 10:22 y 24).

Más de uno preferiría de alguna forma pasar al "descanso" antes de que llegue el "tiempo de angustia", e ir al cielo escapando a ese trauma. ¿Pero acaso no es eso "el discípulo [siendo] más que su Maestro"? No olvides que aunque Satanás pueda herir a la "mujer" en el talón, "el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies" (Rom. 16:20). "Es un tiempo de angustia para Jacob, pero de ella será librado" (Jer. 30:7).

R.J.W.