Querido amigo y amiga:

"Nadie echa vino nuevo en odres viejos" (Mar. 2:22). Los dirigentes del sanedrín permitieron que sus facultades espirituales se endurecieran con la edad, de forma que al venir aquel Joven de Nazareth con su refrescante mensaje, fueron incapaces de reconocerlo. Los odres viejos no pudieron con aquel vino nuevo, y cuando Dios derramó la "lluvia temprana" del Espíritu Santo en Pentecostés, quedaron sin la bendición.

En su gran benignidad y paciencia, nuestro Padre celestial procura de toda forma posible interesarnos en el preciosísimo comienzo del mensaje de la "lluvia tardía". Pero si hemos aprendido a confiar en nuestra habilidad intelectual y en la confortable opinión de la mayoría a la que nos hemos conformado, en lugar de ejercitar la mente profundizando en la verdad, seremos incapaces de apreciar las refrescantes revelaciones del Cielo. Todo lo que percibamos como diferente, caerá automáticamente en la categoría de lo equivocado, y todo lo que esté en armonía con nuestro pensamiento, en la categoría de lo innecesario.

En el fondo, nuestro problema es la mundanalidad. No nos referimos a la tentación de ir a la discoteca, sino a tener una mente que se "conforme" a la sociedad en la que vivimos, dentro o fuera de la iglesia. Aún si dejamos ya de tener una apariencia física juvenil, permitamos ser transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento (Rom. 12:1 y 2). Es el privilegio de todos, a cualquier edad, tener una mente renovada según la voluntad de Dios.

Escribió Jeremías: "¡Maldito aquel que confía en el hombre, que pone su confianza en la fuerza humana... no verá cuando llegue el bien" (17:5 y 6). Era de noche cuando el joven Samuel oyó la voz de Dios que lo llamaba; inmediatamente se levantó, aprestándose a escuchar con diligencia (1 Sam. 3:3-9). El Señor le hizo cuatro llamamientos, y él respondió cada vez. Es bien posible que, debido a que Dios es un Dios "celoso" (Éx. 20:5), dispongamos sólo de un llamamiento a oír la verdad de la "lluvia tardía". "Compra la verdad y no la vendas" (Prov. 23:23).

R.J.W.-L.B.

Hemos sido preguntados acerca del arrepentimiento corporativo al que hacía alusión uno de nuestros mensajes recientes. Puedes encontrar una explicación al respecto, en este vínculo.