Querido amigo y amiga:

Si estás leyendo este mini-mensaje, eres alguien que quiere ser de utilidad en el mundo, alguien que quiere edificar una "casa" sobre la roca, no sobre arena que barrerá algún huracán o tornado (como el Katrina). Deseas vivir con un propósito, de forma que aunque faltes un día, sea cierto de ti que "sus obras con ellos siguen", por haber dejado sembrada la buena simiente que lleve fruto para la eternidad.

Si estás pidiendo al Señor que haga de ti una bendición como esa, puedes tener la seguridad de su positiva respuesta. Es una parte de las promesas del nuevo pacto hechas a todo hijo de Abraham por la fe: "Serás bendición" (Gén. 12:2). En cierta ocasión se encontraba Jesús y sus discípulos en medio de una gran multitud, en un lugar apartado y distante de cualquier cosa semejante a un supermercado o restaurante. Estaba por caer la noche de la que había sido una jornada agotadora. Jesús había estado enseñando y curando, y no habían comido en todo el día. Se les había echado encima la hora de cenar y no disponían de víveres, excepto por lo que una madre previsora había preparado para su hijo: cinco pequeños panes y dos pececillos. Resulta evidente que el niño había preferido ir a escuchar a Jesús, antes que ir a jugar con sus amigos. Los discípulos sugirieron a Jesús que hiciera lo que humanamente parece tan sensato: que despidiera a la multitud, de forma que pudieran ir a los pueblos a comprar comida. Pero Jesús les respondió: "¡Dadles VOSOTROS de comer!" ‘Esto es todo cuanto tenemos’, le replicaron los discípulos. "Traédmelos acá", dijo Jesús (estoy seguro de que agradeció al niño por su ofrenda); tomó los cinco panecillos y los dos peces, dio gracias al Padre por lo que tenía, y procedió a alimentar a aquella multitud de más de cinco mil personas.

De una cosa podemos estar seguros: Hay multitudes en alguna parte, que están hambrientas de las palabras de vida del Señor. El Maestro responde así a tu oración: "¡Dadles vosotros de comer!" (Mat. 14:15-21). Comparte el humilde don que recibiste del Señor. Él te pondrá en contacto con alguien, y conocerás la excitante experiencia de ser un camarero (como lo fueron los discípulos) que sirve el pan de vida a los hambrientos; o cambiando la metáfora, serás un conducto a través del cual fluya el agua de vida a los sedientos.

R.J.W.