Querido amigo y amiga:

¿Cuál es la gran diferencia entre el Cristianismo auténtico y el Islam? Tiene que radicar en la propia noción de Dios, en quién es él. El primer capítulo del Corán revela la idea musulmana sobre Dios: Alá, "el benefactor, el misericordioso, Señor de los mundos. Señor del día del juicio". Una idea realmente exaltada y solemne. Se basa en el principio motivador del monoteísmo, que implica liberación de la confusión y tinieblas del politeísmo pagano. Los musulmanes se sienten profundamente agradecidos por no ser paganos; consideran toda adoración o reverencia dedicada a un ídolo como blasfemia. Eso despierta su leal indignación (o yihad).

Pero la noción de Dios que Cristo reveló al mundo es diferente. Se trata del "Padre nuestro que [está] en los cielos", cuyo nombre es "el Santo". Es la pura intimidad de un amor expresado en vínculos de familia, capaz de ganar el corazón desde la infancia, y que clama siempre: ¡Abba, Padre! (Rom. 8:5) (Abba era la palabra con la que los niños se referían de forma familiar y cariñosa a su padre). La paternidad de Dios es la noción fundamental que Jesús predicó de toda forma posible. Proclamó a todo ser humano: ¡Dios es TU Padre amante!

Y un Padre celestial como ese significa mucho más que simplemente "Dueño del día del juicio". "Dios es amor" [ágape], una idea ausente en el primer capítulo del Corán. Tan grande es su amor por un mundo pecaminoso, que se dio a sí mismo en la dádiva de su Hijo a fin de poder morir la muerte segunda de cada ser humano. "Derramó su alma hasta la muerte", esa muerte última de total negación de uno mismo (Isa. 53:12). Tiene que haber un Padre y un Hijo, a fin de que este último pueda revelar el amor del Padre de ese modo. En el genuino cristianismo cada creyente viene a ser también "dueño del día del juicio", puesto que el amor [ágape] que recibe de Dios, quien es amor en su esencia, "echa fuera el temor" al juicio (1 Juan 4:18). Los seres humanos no son Alá de ningún modo, pero los creyentes en Cristo vienen a ser hechos "participantes de la naturaleza divina" (2 Ped. 1:4). Se les concede el privilegio de llevar también la cruz. Muchos corazones musulmanes suspiran por comprender que lo que era imposible a la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en carne de pecado, y a causa del pecado, condenó el pecado en la carne. Necesitan saber que mediante su encarnación y sacrificio, su Pariente más próximo los ha hecho hijos del amante Padre celestial junto a toda la raza humana. Necesitan sentir el calor de la familia, necesitan saber que fueron hechos aceptos en el Amado. Díselo.

R.J.W.