Querido amigo y amiga:

Si deseas conocer la forma en que el Espíritu Santo opera entre nosotros, los humildes seres humanos, observa en el libro de los Hechos el relato de cómo llegó el evangelio a Europa. Una vez dilucidadas las diferencias de opinión de los primeros creyentes en la asamblea de Jerusalén (Hechos 15), "las iglesias eran animadas en la fe y aumentaban en número cada día" (16:5). Pablo y Silas se propusieron ir y predicar el mensaje en Asia, pero "les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra" allí (vers. 6). ¡Interesante! El Espíritu Santo CIERRA puertas, mientras que siempre habíamos pensado que las abría.

Acto seguido los apóstoles "intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió" (vers. 7). No sabemos la forma en que el Espíritu Santo les cerró aquellas puertas, pero podemos fácilmente imaginar la frustración resultante. Quizá el Señor permitió que dificultades en los medios de transporte les impidieran desplazarse allí; tal vez se desencadenó la persecución o quizá se presentaran problemas de salud. Sea como fuere, vieron como las puertas se cerraban ante ellos. Más bien sorprendente, teniendo en cuenta que Jesús había dicho: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Mar. 16:15).

Quizá te hayas tropezado con barreras ordenadas por Dios, similares a las descritas en Hechos. Quizá escribiste algo que crees que debiera ser publicado, pero encuentras las puertas cerradas; o quizá te hubiera gustado predicar o enseñar en una iglesia u otro lugar, pero no resultas bienvenido por su pastor, ancianos, etc. Pablo y Silas no abandonaron, sino que "pasando junto a Misia, descendieron a Troas" (vers. 8). Troas estaba muy cerca del lugar al que el Señor tenía el propósito de enviarlos, ¡casi habían llegado!

Entonces se produjo el gran desenlace. El Señor dio a Pablo una visión: ‘Tengo un nuevo continente al que debes ir como pionero; es el continente donde suscitaré a los Valdenses, a Wiclef, a Lutero y a Wesley’ (vers. 9 y 10). Pablo no debió darse cuenta por entonces, pero allí es donde tendrían que hallar cumplimiento las profecías de Daniel. Si lo afrontas con el debido espíritu, el problema causado por ciertas puertas cerradas te llevará siempre a la puerta abierta elegida por el Señor para tu labor.

R.J.W.