Querido amigo y amiga:

Se ha dicho con sabiduría que "es el propósito de Dios darnos, en respuesta a la oración, aquello que de otra forma no podría darnos, ni nos daría". Dicho de otro modo: la oración tiene una importancia crítica.

Piensa en ello, en relación con la salvación eterna. Juan afirmó que "si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye". Y "si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado" (1 Juan 5:14 y 15) ¡Gracias a Dios por haberlo dispuesto así!

Hay más: "Si alguno viere cometer a su hermano pecado no de muerte, demandará, y SE LE DARÁ VIDA; digo a los que pecan no de muerte" (vers. 16).

Es preciso, no obstante, recordar que "hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que ruegue. Toda maldad es pecado; mas hay pecado no de muerte" (vers. 17). Aparentemente algunas personas están sin más decididas a perderse; se han empeñado en que así sea, y orar por ellas es malgastar tiempo y energías.

Ahora bien, ¿cómo puede uno estar seguro? Aparentemente, la respuesta viene cuando el Señor te da "vida" para aquella persona por la que estás orando. El Señor ha dispuesto responder a tus oraciones A TRAVÉS DE TI MISMO. ¡Te dará A TI "vida" para esa persona! Al que quedó dormido en la nieve, en peligro de morir congelado, le das TU calor. Al que muere de hambre, le das TÚ el pan. Al que tiene sed le das TÚ de beber. No esperas que haga su mágica aparición un ángel con calor, comida o bebida. Eso significa que el Señor le da a tu cooperación un valor incalculable, y de ello deriva, naturalmente, la necesidad de que consideres tu parte con gran seriedad. No sólo se trata de oración intercesora, sino de auténtica intercesión. La oración no es, pues, nada parecido a un irreflexivo juego de niños. ¡Es obrar en cooperación con el Espíritu Santo!

R.J.W.