Querido amigo y amiga:

¿Que puede hacer uno cuando tiene quebrantado el corazón? Puede ser por un desengaño amoroso, por el drama de un divorcio, por otra relación familiar rota o por el desprecio de amigos, colegas o parroquianos. Cuando el corazón está quebrantado, la mente parece incapaz de cualquier cosa útil, el sueño es superficial y huidizo, cada respiración supone un esfuerzo penoso. Te duele, pero no sabes señalar dónde...

"El corazón alegre embellece el rostro, pero el dolor del corazón abate el espíritu" (Prov. 15:13). Ahora bien, tu corazón no está "alegre", y no puedes evitar ese dolor del alma. Tus amistades te dicen: ‘¡ánimo!, ¡alégrate!’ Es como si estuvieras muriendo de cáncer, y te dijeran: ‘¡cúrate!’, y otras cosas cuya única justificación es la fobia que solemos tener al silencio. Otros te sugerirán que tomes "pastillas". Pero tú ansías algo mejor que medicamentos.

La Biblia se escribió para los de corazón quebrantado. De hecho, son los lectores diana por excelencia. Es dudoso que el Salvador haya sido jamás enviado a ningún otro, puesto que leemos: "El espíritu del Señor es sobre mí... me ha enviado... a vendar a los quebrantados de corazón". Es sólo "a los cautivos" a quienes Jesús vino a "publicar libertad" (Isa. 61:1). ¿Los que no están en prisión? Parecen no necesitarlo, o no darse cuenta de su necesidad.

Hay una notable omisión en la Biblia: no encontrarás en ningún lugar que el Consolador haya sido enviado a los de "corazón alegre". Quien se pasa la vida de fiesta no agradecería ese consuelo, al menos mientras dura la fiesta (todas terminan).

"Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu" (Sal. 34:18). "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios" (51:17). Observa el contraste con las amistades de esta tierra.

¿Por qué está el Señor tan "cercano" a los quebrantados de corazón? Porque él mismo está familiarizado con ese estado. "Estoy angustiado... ¡acércate a mi alma!... tú [Padre] sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio... el escarnio ha quebrantado mi corazón y estoy acongojado" (69:17-20).

Cuando "un abismo llama a otro" (42:7), puedes saber que está contigo "todos los días hasta el fin de mundo" Alguien a quien le ha sido dada toda potestad, y que conoce por propia experiencia cada una de tus penas, Alguien que tiene contados, no sólo cada uno de tus suspiros, sino también tus cabellos. No se trata de despreciar a los que tienen "corazón alegre": les ha sido asignado un ministerio diferente. ¡Gracias a Dios por ellos! Los necesitamos. Pero no has de despreciar el "espíritu quebrantado", el "corazón contrito y humillado" que el Señor ha permitido que tengas, y que él NO DESPRECIA.

Tómate el tiempo para leer un libro de los menos leídos en la Biblia: Lamentaciones. ¡Es el Espíritu Santo quien lo inspiró! Es "útil para enseñar... para instruir en justicia" (2 Tim. 3:16 y 17). Leemos: "Escudriñemos nuestros caminos, busquemos y volvámonos a Jehová" (Lam. 3:40). Sí, "él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas" (Sal. 147:3).

R.J.W.-L.B.