Querido amigo y amiga:

¿Es posible que Satanás engañe a la gente hasta el punto de hacerle creer que él es Cristo? Si la respuesta es afirmativa, se trataría del engaño más monstruoso y colosal que el mundo haya conocido jamás. Jesús fue muy específico al advertirnos de que en estos últimos días, eso es precisamente lo que haría Satanás: "Se levantarán falsos cristos" (Mat. 24:24). Y no puede haber nadie más digno de lástima que quien permita que Satanás lo engañe de ese modo.

Muchos se dicen: ‘Sé cómo es Jesús. Nadie me va a engañar’. Pero conviene no olvidar que si Satanás es capaz de tomar la apariencia, actuar y hablar como Cristo a fin de engañar a las personas, es también capaz de producir un falso "espíritu santo". Y ahí es donde radica el problema, y donde el engaño se vuelve por demás astuto y sutil (y diabólico). Efectivamente, Apocalipsis 18 afirma que en estos últimos días la "gran Babilonia" estará atestada de toda clase de falsificaciones del verdadero Espíritu Santo de Dios (vers. 2 y 3). Estará en cualquier dirección en que puedas mirar. "Y esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros [¡los tiene!] se disfrazan de ministros de justicia" (2 Cor. 11:14 y 15).

¿Se te ocurre alguna cosa más importante que distinguir entre lo verdadero y lo falso en esa materia? Cuando los judíos de antaño estuvieron frente a frente con Jesús, se plantearon la misma cuestión, y llegaron a la conclusión de que la comprensión que tenían de la ley zanjaba el asunto. Así pues, crucificaron al Hijo de Dios, en parte porque pensaron que no estaba observando el sábado de la forma adecuada.

Jesús dijo que la primera evidencia de que está obrando el verdadero Espíritu Santo es que trae convicción de pecado (Juan 16:7 y 8). En contraste, el falso "espíritu santo" hace que nos sintamos complacidos con nosotros mismos.

El genuino Espíritu Santo produce una profunda e inquietante hambre y sed (Mat. 5:6). Pero su falsificación nos deja satisfechos con nuestra condición espiritual. ¿Cuál es el resultado? Terminamos absorbidos en procura de diversión y ganancias terrenales.

Especialmente en las fechas que se avecinan.

R.J.W.