Querido amigo y amiga:

Aunque Dios es quien concede todos los dones, hay algo que él mismo necesita: te necesita a ti. Necesita que uses esos talentos que comunican un conocimiento de Cristo a los demás. Él tiene para ti una misión personal e intransferible. Nadie la puede hacer en tu lugar. ¡Ni siquiera él mismo! Nuestro Padre amante no ejerce el tipo de omnipotencia que ignora la libertad de elección de sus criaturas inteligentes. Su reino no conoce otra fuerza que no sea la del amor.

La Biblia nos habla de una labor IMPRESCINDIBLE. Es la de rango más "bajo" en el cuerpo de Cristo, pero es insustituible. "La Cabeza" (Cristo mismo) no puede decir a los pies "no os necesito" (1 Cor. 12:21). El "cuerpo" necesita específicamente a los humildes pies, de otra forma no podría moverse hacia su glorioso destino.

Eclesiastés 9:14 y 15 nos da una clave del tipo de obra que Dios puede estar necesitando: "Había una pequeña ciudad... y vino un gran rey que le puso sitio y levantó contra ella grandes baluartes". Su caso parecía desesperado. "Pero en ella se hallaba un hombre pobre y sabio, el cual libró a la ciudad con su sabiduría". ¡Maravilloso! ¿Cuál fue el tipo de reconocimiento del que gozó ese hombre? ¿Qué monumento le erigieron? El relato sigue así: "¡Y nadie se acordaba de aquel hombre pobre!"

Ser ese pobre hombre sabio a quien nadie reconoce, ese es precisamente ahora el puesto vacante del que "la Cabeza" no quiere decir: "no os necesito". La proximidad con Cristo es la calificación fundamental para poder cooperar con él. Jesús, aunque "Deseado de todas las gentes", "señalado entre diez mil" y "todo él codiciable", fue "despreciado y desechado entre los hombres" (Isa. 53:3). "Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel... al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos:... ‘fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió’" (Isa. 49:7).

No temas, humilde pero honroso "pie". Continúa fielmente tu obra y cobra ánimo. Entra ya por la fe en "el gozo de tu Señor", cuando "verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho". He aquí, él está contigo todos los días hasta el fin del mundo. ¿Cambiarías esa bendita y silenciosa comunión por el ruidoso pero efímero reconocimiento de los hombres?

R.J.W.-L.B.