Querido amigo y amiga:

Hay una cuestión que preocupa a miles de personas sinceras que profesan creer en Jesús: ‘¿Es posible para seres humanos con naturaleza pecaminosa vivir sin pecar?’ Por supuesto, la respuesta es un enfático ‘No’, a menos que haya un divino Salvador DEL pecado.

La que es probablemente la mayor denominación cristiana está implícitamente de acuerdo con el ‘No’, puesto que enseña la existencia de un lugar llamado "purgatorio", a donde van después de la muerte aquellos que han de ser limpiados aún del pecado de sus almas, pecado que evidentemente fueron incapaces de vencer en su vida. Esa enseñanza lleva implícita la idea de que es imposible vivir sin pecar, por tanto tiempo como uno está en carne pecaminosa. Dicho de otro modo, la carne de pecado hace inevitable la vida de pecado. De una forma u otra, has de librarte antes de la carne pecaminosa.

Esa misma denominación enseña también que hasta el mismo Cristo no hubiera podido vivir una vida sin pecado, en su encarnación, si hubiera tomado sobre sí nuestra naturaleza o carne pecaminosa. Así, su madre hubo de experimentar al nacer una "inmaculada concepción", de forma que quedara milagrosamente exenta de heredar nuestra naturaleza o carne caída (pecaminosa). Quedó interrumpida su herencia de Adán.

Puesto que la tentación sexual es una parte de lo que afecta a la naturaleza caída, pecaminosa, que es común a todo ser humano, esa enseñanza sostiene que María estuvo "exenta" de la tentación sexual durante toda su vida. Según esa teoría, dio a luz a su Hijo Jesús con la misma naturaleza "exenta". Esa circunstancia, si lo meditas, hace a Jesús totalmente ajeno al resto de los seres humanos, alejándolo de las necesidades reales de cada persona que es así tentada en la realidad de su ser.

El SIDA está matando a millones, en África, que dan por supuesto que es imposible decir ‘No’ al deseo sexual ilícito como el adulterio y fornicación. Para ellos, Jesús viene a convertirse en un "Salvador EN el pecado", incapaz de ofrecerles salvación DEL pecado sino hasta después de la muerte, después de la segunda venida de Jesús, o tras el preceptivo paso por el "purgatorio" o cualquier otro misterioso proceso de erradicación del pecado imposible en esta vida. El cristianismo popular se ha mostrado ineficaz en términos generales para detener esa plaga que afecta selectivamente a los países "cristianos" del África.

La idea subyacente es que el secreto de la victoria sobre el pecado obtenida por Cristo, es la posesión de una carne o naturaleza diferente a la nuestra, una "carne santa". Según eso, cuando las Escrituras nos presentan repetidamente el llamado a seguir a Cristo y a vencer como él venció, ¿nos está llamando a obtener de alguna manera esa "carne santa"? ¡Disparatado!

En Filipenses 2:5 se nos invita a procurar la mente de Cristo. En ningún lugar se nos invita a procurar la carne que tuvo Cristo: ¡ya la tenemos! La carne que Cristo tomó sobre sí, a la luz de Romanos 8:3, ¿pudo ser aquella que poseyó Adán antes de su caída? "Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado..."

La Biblia tiene la respuesta a esa gran cuestión: Jesús no fue "exento" de nada en su encarnación, sino que "fue tentado en TODO según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Heb. 4:15). Y "en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados" (2:18). De lo anterior se deduce que si piensas que él no fue tentado como tú lo eres, a ese efecto ¡careces de Salvador! Pocas cosas podrían entristecer más a "Aquel que es poderoso para guardaros sin caída" (Jud. 24). Es tu privilegio creer que él es el Salvador DEL pecado para todo aquel que escoja recibir "la fe de Jesús" (Apoc. 14:12).

R.J.W.-L.B.