Querido amigo y amiga:

¿Cómo distinguir entre el genuino mensaje de "Elías" que Dios envía, y una sutil falsificación del mismo? Cuando Dios cumpla su promesa, "Yo os envío al profeta Elías antes que venga el día de Jehová, grande y terrible" (Mal. 4:5), podemos esperar ciertas evidencias:

(1) El mensaje será tan impopular como lo fue Elías en su día. Las noticias de lo dicho por Elías al rey Acab, en relación con la falta de lluvia, se esparcieron por todo el reino a la velocidad en la que las palabras surcan hoy la web. Muchos, cerca y lejos, lo condenarán, al mismo tiempo que el mensaje se esparcirá lejos y cerca. (2) El mensaje resultará molesto para quien esté instalado en la tibieza, para quien ame el mundo y el pecado, por ser un mensaje inspirado por el Espíritu Santo, cuya obra primera es convencer de pecado (Juan 16:7 y 8). (3) El mensaje de Elías proclamará plena libertad religiosa. A aquellos en Israel que deseaban seguir adorando a Baal, Elías les concedió toda oportunidad. Arriesgando su vida en el monte Carmelo, invitó a los 450 profetas de Baal a proceder según su beneplácito ante toda la congregación. Les concedió toda facilidad que estuviera disponible en su día. Fue una demostración plena, no impedida ni molestada, de la adoración a Baal, ese "Señor" que no era muy diferente del Ser Supremo que el fenómeno ecuménico ha imaginado en nuestros días. En este último tiempo, no debería extrañarnos que el Cristo verdadero permita que "Baal" proceda a consumar su falsificación hasta la saciedad; públicamente, empleando todo medio a su alcance; hasta el punto de hartarse y hartar. Hasta podría suceder que se superase la proporción de 450 contra uno. Lo mismo que sucedió sobre el Carmelo, al acercarse la tormenta, multitudes que profesaron ser verdaderos discípulos, resultarán como hojas de otoño llevadas por el viento. Sucedió ya en tiempo de Jesús: "Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él" (Juan 6:66). (4) "Elías" llevará un mensaje positivo, como lo hizo en el monte Carmelo. Allí no desperdició su precioso tiempo luchando contra la adoración a Baal, sino que reedificó el altar del verdadero Dios, y apeló al pueblo a que contemplara lo que sucede cuando queda restaurada la verdadera adoración. (5) El fruto del mensaje de Elías: el arrepentimiento nacional. "Viéndolo todo el pueblo, se postraron, y dijeron: '¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!' " (1 Rey. 18:39). Tal como sucedió cuando Juan Bautista fue el cumplimiento de "Elías", "antes que venga el día de Jehová, grande y terrible", "irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías... para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (Luc. 1:17).

Por toda evidencia, el "mensaje del tercer ángel en verdad" (Apoc. 14:1 al 12) y el mensaje de Elías, significan una misma cosa: el arrepentimiento impregnando el "cuerpo" de Cristo, su pueblo. Oye el eco del mensaje asignado a Juan el Bautista para preparar la venida del Señor: (1) He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, y (2) Arrepentíos.

R.J.W.-L.B.