En viaje desde África: ‘1888 Re-Examined’ cumple 50 años
(Artículo original: "Out of Africa: 1888 Re-Examined Turns 50". Adventist Today, marzo-abril del 2000)
Autor: Dennis Hokama (Jefe de redacción de Adventist Today)

Al ofrecer este interesante artículo a los lectores, lo reproducimos tal como aparece en la revista Adventist Today. No apoyamos necesariamente esa publicación, que algunos perciben como ultra-liberal (no obstante, su redactor es pastor adventista acreditado, en plena y regular función de su cargo). Creemos que el autor del artículo (Dennis Hokama) presenta en él información que en términos generales es verídica y honesta.

Es cierto que la Asociación General ha estado generalmente en oposición con el mensaje presentado por los pastores Wieland y Short durante 50 años, aunque sin condenarlos de forma final. Los ha reconocido repetidamente como "perfectos caballeros cristianos", y los respeta por su dilatado servicio a la iglesia y su organización. Durante esos más de 50 años, siempre ha habido unos pocos dirigentes de la Asociación General que han estado de acuerdo con su mensaje, y que los han apoyado, mientras que muchos han tomado la actitud negativa más popular al respecto.

Tanto el pastor Wieland como Short siguen siendo leales a la iglesia, siguen activos en el servicio hacia ella, y acariciando aún la "bienaventurada esperanza" de ver al Señor regresando en gloria. Creen que el Espíritu Santo concederá a los dirigentes de la iglesia el don del arrepentimiento, y han hecho siempre fervientes llamados a permanecer fieles y en estrecha comunión con la iglesia organizada, como verdadero y único cuerpo místico de Cristo.

L.B.

 

El 8 de febrero del 2000, el Comité ‘Primacía del Evangelio’ tuvo su décima y última reunión acordada en el Drayson Center, en la universidad de Loma Linda. Dicho comité ha sido el desarrollo de una entrevista privada entre el entonces presidente de la Asociación General, Robert Folkenberg, y Robert Wieland. Lo que sigue es una breve exposición histórica y análisis de otro capítulo en el gran "debate sobre la justificación en 1888" que ha sacudido la iglesia Adventista desde que Robert J. Wieland y Donald K. Short irrumpieron de forma inesperada en la escena teológica, en la Asamblea de la Asociación General de San Francisco, hace 50 años.

 

Historia y antecedentes

El 11 de julio de 1950, dos misioneros en África, de poco más de 30 años de edad, que estaban en viaje de permiso, enviaron una carta con una sorprendente tesis al Comité de la Asociación General, por entonces reunido en Asamblea, en San Francisco. Esa carta de cuatro páginas y lo que de ella derivó, han transformado el panorama teológico adventista en el medio siglo subsiguiente, incluso a pesar de que su tesis central haya sido repetidamente rechazada por la iglesia.

Citando la amonestación que el presidente hiciera la noche anterior, de "contender eficazmente por la fe que ha sido una vez dada a los santos", los dos hombres procedieron a denunciar la predicación "centrada en Cristo" que la Asociación Ministerial había estado urgiendo sobre ellos durante los anteriores cuatro días, como "meramente centrada en anti-Cristo... adoración a Baal, en contradicción con el mensaje de 1888, privando a los adventistas de su mensaje distintivo, y constituyendo un retorno a Egipto" (Faith on Trial, p. 39-43).

La primera consecuencia del rechazo inicial de su tesis fue la rápida preparación del manuscrito de 204 páginas que se convirtió en "1888 Re-Examined". Aunque salvaron sus credenciales y pudieron retornar al África como misioneros, el manuscrito fue prohibido y sus nombres fueron puestos en entredicho hasta el día de hoy. Los esfuerzos de la iglesia por prohibir el documento no lograron evitar que cayera en manos del adventismo subterráneo y de agitadores como Brinsmead y A.L. Hudson, quienes se sirvieron de él con éxito para trastornar a Israel. Por el tiempo en el que Wieland y Short se sintieron éticamente autorizados a publicarlo, en 1987, la justicia por la fe y 1888 se habían convertido en el tema más controvertido en el adventismo, desde 1844 y la "puerta cerrada".

 

El camino hasta la Asamblea de la Asociación de 1950

¿Qué circunstancias provocaron que esos dos jóvenes misioneros en África que asistían a su primera Asamblea de la Asociación General escribieran una carta tan audaz, y qué les permitió apoyarla con el manuscrito de 200 páginas presentado menos de dos meses después?

Cuando Wieland ingresó en el Columbia Union College fue compañero de Short, pero se conocieron sólo de forma casual. Fue durante su primer año cuando Wieland encontró por primera vez el libro ‘Las Buenas Nuevas. Gálatas versículo a versículo’ (Glad Tidings) de E.J. Waggoner, un libro cuya enseñanza cambiaría su vida. En una clase de teología, el pastor Lindsay Semmens afirmó que el pastor John Ford no comprendía los dos pactos. Wieland preguntó: "Entonces, ¿quién los comprende?" El profesor lo remitió a ‘Las Buenas Nuevas’. Wieland lo leyó, resultando impresionado. Llevó su máquina de escribir a la biblioteca, y copió los capítulos cruciales. Tras ello, llevó junto a él esas páginas escritas a máquina.

Wieland se graduó en el Columbia Union College en 1939 y entró en el ministerio en la Asociación de Florida, en 1940. En 1945 fue a la Misión de Kakoro, en África del Este. Habría de dedicar un total de 24 años al África, aunque no de forma ininterrumpida. Regresó de África por última vez en 1984.

Mientras estaba en Columbia Union College, Short se financiaba mediante un negocio privado de imprenta, y se implicaba en esfuerzos evangelísticos. Al graduarse en 1940, fue destinado como misionero al África y navegó hasta Mbeya, Tanganika. Permaneció en el Este de África hasta 1960, sirviendo en varias funciones, que incluyen director de la misión y gerente de la casa publicadora. Posteriormente fue trasladado a África del Sur, donde sirvió hasta su retiro, en 1978, después de 37 años en África.

Wieland resultó decepcionado al llegar al África, debido a la desenfrenada promiscuidad sexual exhibida por los obreros nativos, así como por las continuas mentiras con las que intentaban ocultarla. Encontró la solución en los capítulos de ‘Las Buenas Nuevas’ que había traído consigo. Esa justicia por la fe de 1888 incluía una comprensión de la naturaleza de Cristo que era cabalmente humana, incluyendo la sexualidad. Puesto que Cristo tuvo el poder para vencer la tentación sexual, y fue nuestro Salvador, la implicación era que el Espíritu Santo capacitaría igualmente a los creyentes a controlar las pasiones sexuales.

Esa constituía una idea sorprendente para los nativos, pero permitía ahora que pudiesen identificarse con Cristo. Wieland concluyó que el contenido teológico de ‘Las Buenas Nuevas’ constituía la clave del mensaje adventista, y desarrolló su ministerio alrededor del mismo. Eso incluía una comprensión unificada, no dispensacionalista, de los pactos, la real humanidad de Cristo, que lo hacía nuestro ejemplo en todo, y el don incondicional de la salvación ganada en la cruz para todo ser humano, al margen de las obras.

En 1949, Wieland volvía en barco en viaje de permiso junto con Short, quien estaba en África desde 1940. Su plan consistía en estudiar en el seminario durante el invierno y primavera de 1949-50, y asistir al Congreso de la Asociación General como delegados por África, justamente antes de regresar a sus respectivas misiones en ella. Durante las tres semanas en que navegaron juntos, descubrieron que compartían puntos de vista similares sobre la mayoría de los temas, y fraguó entre ellos una estrecha amistad.

 

Repentina expulsión del seminario

Wieland asistió a una clase de George Vandeman sobre la justificación por la fe. Pronto se dio cuenta de que Vandeman estaba predicando una justicia por la fe en la que también participaban las obras, y que era diferente de la versión de 1888 que había aprendido de Waggoner. Tras haber dialogado con Vandeman al respecto, sin obtener respuesta satisfactoria, fue directamente al presidente, D.E. Rebok, sin comentar el asunto con nadie más. Cuando terminó de expresar a Rebok sus preocupaciones, Wieland quedó atónito al escuchar cómo Rebok le respondía que tenía que abandonar el seminario inmediatamente.

 

Comienza la investigación

Antes de dejar la ciudad, Wieland fue al White Estate y comenzó a investigar lo que E. White había dicho a propósito de 1888 y E.J. Waggoner. Cuando descubrió las afirmaciones de E. White sobre 1888 y sus declaraciones de apoyo a Waggoner, comprendió que había descubierto aquello que explicaba su propia experiencia.

Pasó ese invierno en Florida investigando la historia y mensaje de 1888. Se le denegó el acceso al White Estate, de forma que comenzó a telefonear y escribir a pastores retirados que habían conocido personalmente a E. White, en busca de su correspondencia hacia ellos. Las cartas que le fueron dadas, afirmó, fueron la base de lo que vendría a ser ‘1888 Re-Examined’. Aunque Wieland no estaba ya en el seminario, Short comenzó a ayudar a Wieland, comprobando materiales del White Estate y del seminario, cuando eso era necesario.

A pesar del inesperado rodeo de Wieland, ambos hombres llegaron a San Francisco el 6 de julio para asistir al Congreso de la Asociación como delegados por África. El pastor L.K. Dickson declaró en el servicio de adoración del sábado, previo a la Asamblea: "Debemos tomar el camino correcto en esta sesión, allí donde tomamos el equivocado en 1888". Se anunció también de forma pública que si algún delegado sentía una preocupación en su corazón, debía expresarla. La coincidencia de esa dos invitaciones, junto a la reciente experiencia de Wieland, parecían señales providenciales que les compelían a escribir una carta al Comité de la Asociación General. Lo que vino después, tal como ellos dicen, es historia.

 

Robert J. Wieland y Donald K. Short, hoy 

Wieland tiene ahora 83 años (1). Su compañero, Short, cumplió los 85 el pasado 2 de enero. Entre ambos suman 61 años como misioneros en África. Han sostenido diálogo teológico con siete presidentes de la Asociación General, desde Spicer (que en 1950 estaba ya retirado), hasta Folkenberg. Los cincuenta años de rechazo no parecen haber logrado que desarrollen amargura alguna contra la iglesia, y permanecen leales a ella, siendo respetuosos con su organización, circunstancia que para algunos es objeto de crítica. Hasta el día de hoy, ni ellos ni el Comité para el Estudio del Mensaje de 1888, que se formó alrededor de su ministerio en 1985, aceptaron ningún diezmo, bajo el principio de que no pueden en buena ética competir con la iglesia de Dios. Nadie que lea su correspondencia con la iglesia y los teólogos por ella designados durante estos 50 años podrá dejar de sorprenderse en cuanto a la forma en la que han conjugado una lógica libre de todo compromiso, con el amor y la humildad en cuanto a recibir consejo que algunas veces fue brutal y despectivo.

El encuentro del 8 de febrero del 2000 fue el quinto que Wieland y Short han tenido con la Asociación General o sus representantes autorizados. Los primeros cuatro fueron en 1950, 1958, 1964-72 y 1973-75. Los cuatro primeros encuentros finalizaron en el rechazo final, si bien la última vez el pastor Pierson simpatizó grandemente, afirma Wieland, hasta que Desmond Ford le hizo cambiar de opinión como consecuencia de la Asamblea de Palmdale en 1976 (2).

Al preguntarle qué resultado espera de estas series de encuentros, Wieland afirma que, tras cincuenta años, sigue teniendo el optimismo suficiente para esperar la aceptación y el arrepentimiento corporativo, pero en este punto daría gustoso la bienvenida a un cese en las hostilidades, de forma que pudieran predicar sin interferencia.

Aunque el encuentro del 8 de febrero del 2000 no se anunció a bombo y platillo, ni se le dio publicidad, señala el final de otro capítulo significativo en este debate. La sustitución inesperada y no anunciada de Calvin Rock por Robert Kloosterhuis, como presidente de esa reunión final supuso un gran chasco y preocupación para el Comité de Estudio del Mensaje de 1888. Lo fue, no sólo por la imparcialidad que Rock había demostrado a través de las reuniones del comité, sino también porque Kloostheruis, cuando era presidente de División en África, había expulsado a Wieland bajo circunstancias controvertidas, y el grupo de 1888 no lo percibía como ecuánime e imparcial (3).

Las conclusiones de ese Comité no se darán a conocer oficialmente hasta dentro de unos meses, puesto que los participantes han acordado no publicar o hablar concerniente a las discusiones entre tanto que el comité haya entregado su informe a la Asociación General (4).

 

Un análisis, para concluir

Wieland y Short pueden o no saber algo sobre 1888, o sobre la justicia por la fe. Como confesaron en cierta ocasión a Leroy Froom: "Sobre el tema, no profesamos saber nada más de lo que está escrito en las obras de E. White". Su vida ha estado dedicada al estudio, no de 1888 y la justificación por la fe per se, sino de 1888 y la justificación por la fe tal como reflejan la pluma de E. White y los dos mensajeros (A.T. Jones y E.J. Waggoner) que ella apoyó.

No es la intención del presente artículo discutir si esa es o no la mejor forma de descubrir la verdad sobre 1888, y la razón para la prolongada demora en la segunda venida de Cristo. Pero la historia demuestra que, una vez aceptadas sus premisas, han demostrado ser formidables defensores de su tesis frente a toda oposición, durante casi medio siglo. Aquellos que durante el último medio siglo han pretendido oponerse a sus conclusiones sin repudiar previamente su lógica, como Leroy Froom y George Knight, han estrellado repetidamente las lanzas de sus evidencias contra la roca granítica de esa lógica (5). Por otra parte, los teólogos que repudiaron abiertamente su lógica al desafiar la integridad histórica de E. White, como Desmond Ford y finalmente Robert Brinsmead, se encontraron pronto en medio de una tormenta teológica aún peor frente a los hermanos [la iglesia], que aquella que iniciaran con Wieland y Short. Sea que tengan razón en cuanto a E. White, 1888, la justicia por la fe, o la razón de la Gran Demora, ¿quién puede negar que en el proceso de pelear la buena batalla, Wieland y Short han encontrado el secreto de la juventud?

***

Notas del traductor:

(1) Escrito en marzo del 2000. (volver al texto)

(2) Para mayor  información al respecto, consultar el anexo: ‘Otros 20 años’, de R.J. Wieland. (volver al texto)

(3) Se da la circunstancia de que otro miembro de la Asociación General del Comité de la Primacía, que se había mostrado abierto a la comprensión del Comité de Estudio del Mensaje de 1888, tampoco pudo asistir a esa última reunión, por haberle sido asignada una misión en Brasil casi con un año de antelación a la convocatoria de la reunión final. (volver al texto)

(4) El Informe es hoy ya público, así como las reacciones al mismo. (volver al texto)

(5) Esa "lógica", o "premisas", consiste básicamente en la aceptación de los escritos de E. White como fuente autorizada, proféticamente inspirada, y situada en una categoría superior a la de cualquier testimonio histórico o teológico de la época, o actual. (volver al texto)

 


Anexo

Otros 20 años
R.J. Wieland


Esto ocurrió en una reunión, en el despacho del presidente de la Asociación General, en 1995. Él me había pedido que contara a los vicepresidentes y dirigentes la historia de cómo el presidente Pierson, en diciembre del 1975, me llamó por teléfono y me dijo: "En la Asociación General creemos que lo que necesita la iglesia mundial es ese mensaje de 1888. ¿Nos podría ayudar a recuperarlo juntos?" Respondí que sí. Luego tuvo lugar la Asamblea de la Asociación en Palmdale (1976), donde Desmond Ford le hizo cambiar de parecer, en la dirección opuesta. El pastor Pierson volvió a telefonearme y me dijo: "Olvide nuestra anterior conversación telefónica. Nunca vamos a decir al mundo que Cristo tomó nuestra naturaleza caída, pecaminosa". Prestó entonces su pleno apoyo a Desmond Ford, lo trajo a América, lo colocó en el Pacific Union College, lo envió por doquier a los camp-meetings y reuniones de obreros, y publicó sus artículos. El resultado: perdimos más de 200 pastores, y nadie sabe cuántos miembros; y actualmente sigue la confusión en la iglesia. Fue en este punto cuando el pastor Kenneth Wood (1), que estaba presente en aquella reunión en el despacho del presidente, dijo: "Eso es así. Yo viví aquella era. Hemos perdido 20 años". Fue entonces que el pastor Folkenberg organizó el Comité de la Primacía del Evangelio, con la instrucción de investigar si la Biblia apoya realmente el mensaje de 1888.

 

(1) Actualmente Kenneth Wood es director del Comité del E.G.White Estate, y durante muchos años fue redactor de Review & Herald.

 

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