Querido amigo y amiga:

Gracias a Dios por poder aprender cosas con el tiempo. No ha sido hasta esta última semana que me he sentido impresionado por la gran cantidad de veces que encontramos el imperativo "entiende" en el libro de Daniel. Paradójicamente, quizá sea el libro peor "entendido" de la Biblia.

Observemos primeramente las palabras de Jesús mismo: "el que lee [el libro de Daniel], entienda" el único libro de la Biblia que señaló específicamente como objeto digno de estudio especial (Mat. 24:15). En Daniel 8:16, Dios mismo dio la orden a Gabriel de hacer entender "la visión". Gabriel dijo entonces al profeta: "Entiende, hijo de hombre..." (vers. 17). En 9:13 vemos a Daniel lamentando que su pueblo no hubiese "entendido" la verdad. En 9:22, Daniel dice: "Me hizo entender... [Gabriel] he salido para darte sabiduría y entendimiento". "Entiende, pues, la orden, y entiende la visión", leemos en el versículo 23. Versículo 25: "sabe, pues, y entiende". En 11:33 leemos que "los sabios del pueblo instruirán a muchos" de forma que éstos puedan también entender (se refiere a una profecía concerniente el pueblo de Dios en la Edad Media con proyecciones futuras). Sin embargo, leemos en 12:10 que "muchos serán limpios, emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá; pero los entendidos comprenderán".

Evidentemente, de entender o no entender el libro de Daniel se derivan consecuencias eternas. "Ninguno de los impíos entenderá; pero los entendidos comprenderán". ¿Comprendes el libro de Daniel? ¿Puedes abrir tu Biblia por ese libro, e "instruir" versículo a versículo a tu vecino o amigo? Cristo lo espera de ti. No consiste en una apelación a "hacer" algo imposible, sino en una invitación a que 'dispongas tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios' (Dan. 10:12). Una invitación a que estudies, entiendas, recibas, vivas y enseñes la verdad. ¿Difícil?, "Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia. Él provee de sana sabiduría a los rectos" (Prov. 2:6 y 7).

R.J.W.