Querido amigo y amiga:

¿Por qué dijo Jesús que la historia de una mujer que había sido una gran pecadora sería referida allí donde el evangelio se proclamara? ¿Qué hace tan especial esa ofrenda que María Magdalena de Betania ofreció con lágrimas, según el relato de Marcos 14:1 al 9?

(1) Lo mismo que sucede con una fotografía y su negativo, ese extraño acto era una fiel copia de lo que iba a ser el gran sacrificio de Jesús. Cuando él defendió la conducta de María ante los discípulos, estaba defendiendo el principio de la cruz. (2) María había pagado un precio exorbitante por ese frasco de alabastro conteniendo el precioso perfume. Jesús pagó un precio infinito por nuestra redención. (3) Lo que hizo María es un auténtico derroche: habrían podido bastar sólo unas gotas del perfume. La muerte de Jesús fue también un gigantesco derroche: derramar su sangre, suficiente para salvar al mundo entero, cuando sólo una pequeña proporción de sus habitantes respondería y sería finalmente salva. (4) La motivación de María estaba desprovista de egoísmo o interés personal. No era su intención obtener la alabanza de Jesús. Todo cuanto quería era decirle: "¡Gracias, Señor, por salvarme del pecado!" La motivación de Jesús fue el amor puro hacia los perdidos. Ningún propósito de adquisición u obtención de ventaja alguna manchó su devoción por nosotros. María estaba reflejando inconscientemente esa misma motivación, algo que ninguno de los doce discípulos fue capaz de percibir. (5) La Biblia destaca la condición de "pecadora" de María (Luc. 7:37). Se le perdonó "mucho"; no poco. Ella lo sabía, se daba cuenta de ello, lo que permitió que su corazón -ahora convertido-, amara "mucho" (v. 47). De ahí su acto maravilloso, el más sublime que haya realizado un pecador arrepentido en toda la historia. (6) Jesús vio en ella un prototipo, una demostración del milagro que su amor obraría finalmente. Vio el plan de la redención triunfando en la raza humana. (7) El acto de amor de María, en nada contribuyó a su salvación. Fue solamente una expresión de agradecimiento por una salvación que era ya un hecho. Jesús definió esa fe como la auténtica y genuina fe: "Ve en paz. Tu fe te ha salvado" (v. 50).

Jesús estableció en ello una definición categórica de la fe: una apreciación profunda del corazón por lo que Cristo ha hecho en favor nuestro. Una fe como esa sólo puede hacer una cosa: obrar por amor, para gloria de Dios (Gál. 5:6).

R.J.W.