Querido amigo y amiga:

Son muchos los que se preguntan sobre la veracidad de la existencia de Jesucristo de Nazaret. Probablemente, incluso en círculos cristianos existen al respecto más dudas de las que la vergüenza permite expresar. ¿Cuán firme es nuestra seguridad de que fue Alguien auténticamente histórico, y no una simple invención de un grupo de fanáticos excitados? ¿Pudo acaso tratarse de un rabí judío, a quien sus discípulos catapultaron de forma increíble, hasta pretender atribuirle características divinas?

Hay eruditos que sólo dan crédito a una mínima parte de lo que el Nuevo Testamento dice sobre Jesús. Opinan que "Jesús" es un producto manufacturado por la iglesia cristiana. Es fácil ver reflejado ese pensar en la prensa escéptica y en los ambientes científicos, por ejemplo, donde se menosprecia la fe y la revelación de Dios, y a ese tipo de rebeldía contra Dios, se lo llama "razón". Pero hagámonos algunas preguntas razonables:

Sus primeros discípulos eran todos ellos judíos, y su doctrina fundamental consistía en que "Dios es uno". ¿Cómo habría podido florecer la noción de Jesús como Hijo de Dios, tal como finalmente sucedió, de no ser porque realmente lo fue? ¿Cómo podría habérseles ocurrido a sus discípulos diseñar una historia como esa, que lo único que podría traerles fuese el más profundo rechazo y descrédito?

La historia que supuestamente inventaron dice que todos huyeron y abandonaron a Jesús, que uno lo traicionó y que otro lo negó con maldición y juramento. Que frecuentemente tenían que ser reprendidos por su Maestro. Hasta incluso a veces se los describe cumpliendo los designios de Satanás. Los supuestos inventores aparecen como espiritualmente torpes y tardos en comprender, y en ocasiones incluso como dolorosamente necios. ¿En qué otra ocasión en la historia hubo un grupo de hombres que inventaran y publicaran algo tan humillante para ellos mismos, y luego estuvieran dispuestos a dar su vida para convencer a los demás de que se trataba de algo verdadero, sabiendo que en realidad era falso?

Si los discípulos hubiesen estado interesados en exaltar a un hombre hasta el nivel de Hijo de Dios, ¿por qué elegirían a uno cuya muerte fue la de un despreciable criminal, ejecutado de una forma que claramente lo ponía en evidencia como siendo "maldición de Dios"? ¿Cómo podría una religión tal extenderse como fuego en el rastrojo a través de todo el Imperio Romano, de no ser por la sólida verdad que contenía cada una de sus pretensiones?

En los albores del siglo XXI, las grandes verdades espirituales de especial aplicación para la época en que vivimos, son desafiadas por una campaña de ridículo y desprecio, tanto como lo fue el "escándalo de la cruz" hace dos mil años ("para los judíos tropiezo, y para los gentiles necedad"). Será un buen ejercicio el recapacitar en los obstáculos que debieron superar los apóstoles, cuando predicaron en todo el mundo la salvación mediante el Crucificado.

El evangelio, tal como lo revela la Biblia, libre de manipulación, contiene en sí mismo la evidencia y sello de la verdad. Sólo allí está el poder que cambia los corazones. En el verdadero Día de la Expiación en el que estamos viviendo, el Espíritu Santo está más que dispuesto a traer las conciencias a la realidad de ese amor indescriptible manifestado en la cruz. Y Cristo será todavía honrado por las respuestas de corazones sinceros en cada rincón del mundo. Ninguna barrera denominacional podrá impedir esa obra, cuando el Espíritu Santo sea derramado en "toda carne" (Joel 2:28).

R.J.W.