Querido amigo y amiga:

Muchos miles de cristianos de cada rincón del mundo han estado recientemente considerando la enseñanza bíblica relativa a la soledad, cómo ser feliz cuando nadie está contigo. Puedes estar muy solo aún en medio de la multitud en los grandes almacenes, en la escuela, en la iglesia, en tu trabajo, y también en tu propia familia. Y por descontado, cuando eres la única persona entre las cuatro paredes de tu habitación. ¿Hay buenas nuevas para la soledad?

Sí, las hay:

(1) La soledad es una de las aflicciones con las que Jesús está bien familiarizado. Dice: "He pisado el lagar solo. De los pueblos nadie estuvo conmigo" (Isa. 63:3). "Esperé quien se compadeciera de mí, y no lo hubo; consoladores, y ninguno hallé" (Sal. 69:20).

(2) Ni uno solo de sus discípulos estuvo allí para decirle una palabra de ánimo en la amarga hora de su muerte, ya que "entonces todos sus discípulos lo dejaron, y huyeron" (Mar. 14:50).

(3) Puedes tener la seguridad de que hay Uno cercano a ti, cuando estás solo, puesto que "aunque ande en el valle sombrío de la muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo". No se está refiriendo meramente a tu eventual lecho de muerte. La sombra de muerte son las sombrías y solitarias experiencias que conocemos ya desde la niñez o adolescencia, que son la "sombra" de lo que vendrá mucho, mucho después.

(4) En tu soledad, anhelas la compañía humana. Es natural y es bueno. No obstante, esa compañía SIEMPRE te chasqueará en algún sentido. Ni el mejor marido o mujer del mundo pueden ocupar el lugar del Amigo "que es más allegado que un hermano" (Prov. 18:24). El Salmo 23 te garantiza la única compañía que es totalmente satisfactoria.

(5) Los místicos hablan de "materializar la presencia de Dios", y colocan una silla a fin de que "Él" pueda tomar asiento bien cerca. Pero ni siquiera esa pequeña cantidad de idolatría es necesaria. Incluso en el caso de que Jesús viniese efectivamente a sentarse allí, no estaría más cerca de lo que tu fe puede permitirle que esté. Tienes un Amigo más cercano incluso que aquel o aquella que te abrazó por última vez con sus brazos cariñosos, "porque está con vosotros, y estará en vosotros" (Juan 14:17). "Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mat. 28:20).

Pon a prueba su palabra. Háblale puesto de rodillas. Verás lo cercano que está, pues sin dudarlo obtendrás repuesta, y siempre con algún mensaje de esperanza. Pero no lo atesores para ti mismo. Compártelo con algún otro que sufra la soledad.

R.J.W.