Querido amigo y amiga:

Cada invierno lluvioso presenciamos en California escenas patéticas y desoladoras: moradas suntuosas edificadas sobre terrenos inestables, que se derrumban hasta ser literalmente barridas por el Océano Pacífico. Eso sí, mientras estaban en pie proporcionaron a sus propietarios paisajes de ensueño.

En los días de Jesús, escenas tales debieron ser muy comunes, puesto que Él enseñó lecciones a partir de ellas. Los que construyen una casa (una creencia religiosa) sobre la falsedad, quedan identificados con los que edifican sobre una duna de arena, en primera línea de mar. Jesús los califica de "insensatos" (Mat. 7:24-27). Observa que no dice "malvados". Eso nos lleva a uno de los aspectos más patéticos y tristes de la vida de toda iglesia: personas devotas y sinceras, incapaces de ver la diferencia entre la verdad bíblica y el fanatismo.

No se trata de personas inicuas, y sería tremendamente injusto tratarlas como a tales. No roban bancos ni cometen adulterio, pero deducen teorías peregrinas a partir de textos bíblicos forzados del contexto exigido por el sentido común. Casi en toda iglesia, no importa lo pequeña que pueda ser, parece haber al menos uno (o más) de esos fanáticos, febrilmente aplicado a "hacer sonar la trompeta". Suelen basarse en una incorrecta comprensión de profecías de Daniel y Apocalipsis. Hay una interpretación consistente de esas profecías, llena de sentido común, que desembocó en el gran movimiento adventista iniciado hace más de un siglo. La lluvia, los torrentes y los vientos de la oposición "embistieron contra aquella casa; y no se cayó, porque había sido cimentada sobre la roca". Pero cada desviación de esa clara verdad profética ha resultado ser una casa edificada sobre la arena: "descendió la lluvia, y vinieron los torrentes, y soplaron los vientos, y dieron con ímpetu sobre aquella casa; y se cayó, y fue grande su ruina". Quedó patente la insensatez de los fanáticos.

Pero el fanatismo es una psicosis que no se inmuta ante la expectativa de aparecer como desnudo e insensato ante los ojos del mundo y del cielo. Apocalipsis 16:15 viene a decirnos: 'Guarda tus ropas. Esas pesadillas que has tenido, en las que parecías estar desnudo ante la pública mirada, se harán una realidad, a menos que estudies Daniel y Apocalipsis, y conozcas con seguridad cuál es esa sólida plataforma de verdad'.

El servicio meteorológico celestial informa que se avecina la tormenta...

R.J.W.