Querido amigo y amiga:

Escondido en el lugar que menos cabía imaginar, en un libro llamado 'El Conflicto de los Siglos', hay un relato de la Navidad que ofrece detalles que es imposible encontrar en la conocida obra sobre la vida de Cristo, 'El Deseado de Todas las Gentes'.

A un ángel se le asignó la tarea especial de visitar la tierra a fin de comprobar quién estaba presto a dar la bienvenida al Mesías por tanto tiempo esperado. Visitó los palacios de los reyes, los despachos de los filósofos, instructores, rabinos, los ancianos de las sinagogas, los dirigentes de la que era en aquellos días la verdadera iglesia en la tierra, con sede en Jerusalem. Visitó el palacio del sumo sacerdote.

¿Encontraría el ángel a alguien cuyo corazón humilde y contrito estuviese suspirando por la venida del ansiado Redentor del mundo? ¡Si lo encuentra, le dará las alegres nuevas de que está a punto de nacer! Pero tristemente, no encuentra a ninguno, y está a punto de volver al cielo con la vergonzosa nueva, cuando divisa un grupo de pastores solitarios acampados en las colinas. Les gusta hablar y pensar sobre las profecías. No están discutiendo de política, no están comprándose regalos unos a otros, no están enfrascados en la búsqueda de posesiones materiales, ni andan tras los placeres. Están expresando su anhelo por la venida del Redentor del mundo. ¡El ángel no puede contener su gozo! Les da las buenas nuevas y los dirige al pesebre de Belem, donde encontrarán al que "os ha nacido hoy... un Salvador, que es Cristo, el Señor" (Luc. 2:11).

Cuando el mismo ángel rodea hoy la tierra, visitando familias, escuelas, iglesias que se tienen por el verdadero pueblo de Dios, ¿encuentra a alguien hablando de los tan esperados "aguaceros" del Espíritu Santo? ¿Se preocupa alguien porque hayan sido demorados más de cien años? ¿Se pregunta alguien por qué? ¿Anhela alguien su regreso? ¿O encuentra quizá el ángel un secreto temor de que al venir la bendición se acabe la diversión mundanal y la complaciente tibieza? Sí, es cierto, el camino a Belem lleva hasta la cruz. Todo discípulo de Cristo conocerá el gozo de esa cruz. "Pedid a Jehová lluvia en la sazón tardía... y os dará lluvia abundante... Jehová de los ejércitos visitará su rebaño" (Zac. 10:1-3).

R.J.W.